Desde el comienzo del fin del colonialismo, la pavimentación camino para la independencia política, África ha sido testigo de tanta agitación interior y civil de crisis. Prácticamente todas las sub-regiones del continente se han visto afectados por el fenómeno de las endémicas guerras civiles y disturbios sociales y políticas.
Países como Liberia, Sierra Leona, Senegal, Argelia, Sudán, Kenia, Uganda, Congo, Ruanda, Burundi, Costa de Marfil, Níger y Nigeria han sido testigos de efectos no cuantificables de los conflictos internos.
Sin embargo, no hay día que pasa sin que el mundo siendo tratado en los medios de comunicación a la gran devastación de la infraestructura, las colosales pérdidas de vidas humanas, y la ola sin precedentes de refugiados como consecuencia de los conflictos.
Los conflictos violentos son las expresiones de descontento contra la situación que prevalece entre las comunidades dentro de un país o región.
Los conflictos en la mayoría de los países africanos son un producto de la herencia que les bequethed colonial, porque las potencias coloniales que crearon tenido poco en cuenta las afinidades culturales y prácticas políticas que existen.
Grandes nacionalidades y grupos étnicos se dividieron entre los estados mientras que otras, poco en común, además de algunos aspectos de la historia o de la guerra y la enemistad se señala en las nuevas fronteras estatales.
Tales amalgamas se han manifestado en los continuos conflictos en algunos países africanos.